domingo, 21 de octubre de 2007

El nuevo Garaje Rojo

Hace poco más de 4 años, J. y yo encontramos un pequeño local cerca del Pirulí. En aquel momento estábamos buscando una casa nueva para comprar, pero parecía que aquello era misión imposible. Los precios de todo lo que veíamos eran imposibles y para que negarlo, nunca ha sido el ahorro una de mis aficiones.

Sin embargo, en la Calle Peñascales encontramos la solución perfecta. Un posible hogar a un precio más que decente y para colmo, tendríamos que tirarlo abajo todo y construirlo desde cero, como más nos gustara; era un sueño hecho realidad. Todo el proceso fue una locura, muchas veces repetí la genial frase de los gomaespuma "Quién me mandaría a mi meterme en obras", pero con la ayuda de S.C. todo fue mucho más fácil (no puedo decir lo mismos de sus jefes, que me hicieron la vida imposible!!).

En el mes de diciembre de 2003 todo estaba por fin terminado, el local se convirtió en un loft y nos instalamos. Recuerdo con terror las primeras noches... todo parecía tan extraño, tan ajeno a nosotros. Nos mirábamos sin decir nada preguntándonos qué hacíamos allí, pero poco a poco Garaje Rojo se hizo con nosotros, el loft se convirtió en nuestro hogar.

En estos años J y yo hemos vivido muchas cosas y las paredes de Garaje Rojo han sido testigos de todo ello, pero el próximo sábado, llegará el camión de la mudanza y terminará una época. Sin embargo, el espíritu de Garaje Rojo seguirá vivo aquí, en este blog, que intentaré se convierta en un reflejo de lo que pase en nuestra vida más allá de la Calle Peñascales.

Espero que me acompañéis todos y que lo que aquí os cuente os divierta, o al menos os entretenga.

Un abrazo muy fuerte,


José de Isasa

P.d. Por cierto, muchos nos habéis preguntado porqué se llama Garaje Rojo. Cuando comenzamos con el proyecto, J estuvo una noche contándole a su madre todo el proyecto y enseñándole los planos. Después de un buen rato de escucharle, se le quedó mirando fijamente y tras un par de segundos le preguntó: "¿O sea, que vais a vivir en un garaje?"
Desde luego, el comentario nos pareció genial e incluso creímos que tenía un punto de razón. Además, lo del garaje combinado con el rojo de la cocina sonaba muy bien, así que ese se convirtió en su nombre: GARAJE ROJO.